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El rol de la mamografía en el diagnóstico del cáncer de mama

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La historia de la mamografía bien puede dividirse en tres periodos. El primero empieza en 1913, con los trabajos de Albert Solomon, quién realizó estudios radiográficos con piezas quirúrgicas, trabajo a partir del cual se sentaron las bases de la mamografía moderna, hasta convertirse en la actualidad, en el mejor método de detección del cáncer de mama.6 El primer periodo se extiende hasta 1940. El segundo periodo se extiende desde 1940 hasta 1970, durante este tiempo, se perfeccionan las técnicas radiográficas y se proponen diversas recomendaciones con la finalidad de mejorar la imagen radiológica; el uruguayo Raúl Leborgne propone comprimir la mama para mejorar la calidad de las imágenes obtenidas.7,8 También, surge el nombre de Charlie Gross quién implementa novedades tecnológicas llegando a desarrollar el “sonógrafo CGR” junto a la empres francesa Compagnie Generale de Radiographie.
Luego de 1970, la mamografía se convierte en la técnica más apropiada para el despistaje del cáncer de mama; y en 1999, la mamografía digital es aprobada por la FDA.

Recomendaciones para el uso de la mamografía

En la actualidad, la recomendación de entidades como la American Cancer Society, la National Comprehensive Cancer Network, el National Cancer Institute de los estados Unidos, entre otros, para realizar programas de detección temprana del cáncer de mama, es realizar mamografía cada año a partir de los 40 años. Sin embargo, existen reportes que describen resultados semejantes cuando se realizan controles mamográficos anuales comparados con controles cada 2 años o cada 3 años, sin encontrase mayores diferencias en la incidencia o mortalidad del cáncer de mama. La United States Preventive Services Task Force recomienda mamografías cada dos años para las mujeres desde los 50 hasta los 74 años.

A pesar de lo sugerido en los reportes antes descritos, si las mamografías se realizan cada 2 ó 3 años, se corre una probabilidad incrementada de detectar cánceres en estadios más avanzados y, aunque quizá no existan diferencias en la incidencia, así como en la mortalidad del cáncer de mama (tal vez por mejoras en el tratamiento adyuvante), podrían existir diferencias en el número de tumorectomías vs. mastectomías, o en algunas características de la enfermedad.
En el Perú, la Coalición Multisectorial “Perú contra el Cáncer” y el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas, en la norma técnico oncológica para la prevención, detección y diagnóstico temprano del cáncer de mama a nivel nacional, publicada en el año 2008, recomiendan una mamografía bilateral anual a partir de los 40 años, describiendo que la ecografía de la mama es un examen complementario y que no reemplaza a la mamografía.

Reconocida las ventajas de la mamografía en la detección temprana, las mujeres de bajo riesgo deberían iniciar su despistaje a partir de los 30 años con una mamografía de base. De ser normal, seguiría con controles cada 3 años hasta los 40 y luego cada año. Si fuera anormal o dudosa, se debe complementar el estudio con ecografía, y de ser necesario, con una resonancia magnética. Las mujeres con alto riesgo deberían iniciar su despistaje a los 30 años con una mamografía basal y complementarla con una ecografía cada año.
En las pacientes de riesgo, como aquellas que tienen familiares con cáncer de mama, las que toman hormonas de reemplazo, o a las que por alguna otra razón, presenten un riesgo incrementado, se debería indicar un estudio  mamográfico de inicio a los 30 ó 35 años, y hacerles mamografías bianuales hasta los 40 años, y luego, una vez por año.

Contraindicaciones

No existen contraindicaciones para realizar una mamografía. Podrían existir inconvenientes temporales para realizar la compresión de las mamas como infecciones en la piel, heridas por cirugía reciente o un cuadro agudo de mastitis; sin embargo, resuelto el cuadro agudo, se puede realizar el examen.
El examen mamográfico requiere cierta compresión de la mama para disociar los tejidos; con la compresión se separan las estructuras más pequeñas de la glándula para que no se superpongan unas a otras y poder hacer un estudio más detallado. La compresión de la mama es necesaria y puede producir cierto dolor en algunas pacientes.
La compresión de la mama debe realizarse hasta que la paciente lo tolere. El dolor, definitivamente, no debe ser un impedimento para no realizar el examen.
La presencia de prótesis mamaria no es un inconveniente para realizar el examen y tampoco para hacer una adecuada interpretación diagnóstica porque ellas se colocan detrás de la glándula o del músculo pectoral y no se superponen al tejido
mamario, de esa forma no interfieren con el estudio. Al no ser comprimidas las prótesis no hay riesgo de que se rompan durante el examen.

Conclusiones

La mamografía es una técnica segura, de alta sensibilidad y buena especificidad para la detección temprana de tumores de mama. Actualmente hay mucha información disponible y diferentes niveles de evidencia clínica que sustentan las recomendaciones para el empleo de la mamografía en programas de despistaje masivo, mientras se espera que se mejoren o surjan nuevas técnicas que incrementen aún más la sensibilidad y especificidad de este método radiográfico que salva la vida anualmente a miles de mujeres alrededor del mundo.

Autor: Jorge Guerrero
Oncosalud
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Email: Jorge.Guerrero@oncosalud.com.pe